Para que un acto pueda ser considerado como servicio a la creación y merezca la complacencia de Allah Todopoderoso, se deben dar ciertas condiciones. La más importante de ellas es la intención, que no debe ser otra que la de lograr la aprobación de Allah el Altísimo, y no la de merecer el nombre de ‘esa persona generosa’, o esperar la alabanza de los demás. La intención debe ser pura, sin estar teñida de sentimientos egoístas y de objetivos que satisfagan al nafs. El servicio se debe realizar con misericordia y amabilidad para no herir los sentimientos del que lo recibe. Aquí tenemos un ejemplo –el relato de la vida de Erzurumlu Ibrahim Hakk:
“Un día Erzurumlu Ibrahim Hakk fue invitado a un pueblo a dar una charla. Un joven sirviente noMusulmán fue encargado de llevarle allí. Había solamente una montura así que Ibrahim decidió que se irían turnando, igual que lo hizo Umar (r.a) con su esclavo en su viaje a Jerusalén. El joven protestaba, diciendo:
“Si se entera la gente del pueblo, me recriminarán y no me pagarán.”
Ibrahim Hakki le contestó: “¡Oh hijo mío! No sabemos que nos pueda pasar en nuestros momentos finales. Tú estás preocupado por lo que va a decir el pueblo, mientras que yo estoy preocupado por el juicio en el que tendremos que comparecer delante de nuestro Señor.”
Al entrar en el pueblo le tocaba el turno al sirviente. Se negó a subir al caballo, pero Ibrahim Hakki insistió tanto que por fin lo hizo. Ibrahim iba caminando delante del caballo. Justo como lo temía el joven, los habitantes del pueblo les rodearon y empezaron a abusar del joven, calmándose solamente después de que Ibrahim les hubiera explicado la situación. Uno de los presentes le dijo al joven sirviente:
“Has visto cosas grandes hoy. ¿Por qué no aceptas el mensaje del Islam?”
El joven respondió: “Si me invitas a tu religión, no la aceptaré nunca. Sin embargo, sin me invitas a la religión de este santo, te diré que ya la he aceptado.””
Este ejemplo de un hombre de Allah nos muestra la importancia de la conducta misericordiosa y de la guía espiritual a la hora de servir a los demás. Para poder tratar a nuestros semejantes como seres humanos hace falta poder ver la creación desde el punto de vista del Creador. Al tomar esta posición, veremos a los hombres como representantes de Allah Todopoderoso en la tierra, siendo conscientes de que en su pecho se ha soplado el secreto Divino.
Los siervos sinceros de Allah no dan la espalda a los malhechores, a pesar del mal que hayan podido hacer, debido a que la esencia del ser humano es perfección. Ni pierden la esperanza ni dejan que estos malhechores la pierdan. El nombre de Allah más repetido en el Qur’an es ar-Rahman –el Más Misericordioso, y ar-Rahim –el Más Compasivo.
También hay una surah, que se llama ar-Rahman, y que empieza con este nombre. Aproximarse a los seres humanos desde la perspectiva de la misericordia y la guía espiritual, es el método más adecuado para ganarse la complacencia del Altísimo. Su aplicación puede sacar a la luz las cualidades ocultas de una persona, y hacerla madurar de modo que se beneficie de la cercanía de Allah tanto el que ofrece el servicio como el que lo recibe, ya que esta cercanía hace que el hombre adquiera su verdadera estatura espiritual como lo muestran los ejemplos de Yunus Emre y Mawlana Yalal al-Din al-Rumi.
Es el elixir que da vida a los espíritus muertos. Es un hecho histórico que cuando el orden social de Anatolia se tambaleó a raíz de las invasiones de los Mongoles, los creyentes sinceros como Yunus Emre y Mawlana Yalal al-Din al-Rumi, lo volvieron a establecer, devolviendo el aliento a su asfixiada población. Consideraban que la gente que se había abandonado a sus pasiones eran enfermos que necesitaban una cura. Procuraban alejarse del ‘odio y de la enemistad’. Lo muestra la siguiente estrofa de Yunus Emre:
No he venido para luchar
He venido para amar
Los corazones son las casas del Amigo
He venido a apaciguarlos.
Dado que estos grandes hombres habían venido para apaciguar los corazones, miraban siempre a los hombres a través del suyo, tratando a todo el mundo con misericordia y amor, y fueron la causa de que muchos aceptasen Islam. Si hubiesen hecho lo contrario, habrían perdido la conexión con la gente que estaba al borde del precipicio, haciendo que fuera imposible explicarles el mensaje del Islam.
Y esto hubiese sido lo contrario de lo que ordena la voluntad Divina, porque Allah Todopoderoso quiere que Sus siervos se salven de las aguas pantanosas en las que se están ahogando. Por esa razón ha enviado a lo largo de la historia a miles de Profetas con la misión de purificar a la gente a través de su actitud gentil. Los amigos de Allah siguen el mismo camino a la hora de educar espiritualmente al ser humano.
Nuestro Señor, la única fuente de misericordia y compasión, explica el método de invitar a la gente al mensaje del Islam:
“Llama al camino de tu Señor por medio de la Sabiduría, la buena exhortación y convenciéndoles de la mejor manera, verdaderamente tu Señor conoce a quien se extravía de Su camino y conoce a los guiados.” (An-Nahl, 16:125)
“¿Y qué mejor palabra que la de aquel que llama a Allah, obra con rectitud y dice: Yo soy de los Musulmanes? No son iguales la bondad y la maldad; responde con la mejor actitud y aquel con el que tenías enemistad será un amigo ardiente.” (Al-Fusilat, 41:33-34)
Siguiendo esta actitud, varios corazones espinosos se han transformado en rosales, y espíritus oscuros se han impregnado de la luz del Islam. Así, Yalal al-Din Rumi hace hincapié en la importancia de la guía tanto para los no-Musulmanes como para los malhechores, y del lenguaje que hace falta utilizar a la hora de guiar espiritualmente:
“Aunque el hierro estaba negro, sin luz, el hecho de pulirlo quitó la oscuridad. El hierro lo vio y su cara se embelleció hasta que se podía ver en ella el reflejo de las imágenes. Has vuelto turbia el agua, no la hagas más turbia todavía. No la remuevas. Deja que vuelva a ser limpia, y entonces verás en ella la luna y las estrellas. El hombre es como el agua del río: cuando se vuelve turbia, no permite que se vea el fondo.”
Así pues, el alma del hombre es como agua limpia. No obstante, cuando el agua se vuelve turbia con faltas y errores, no se puede ver nada. Para ver las perlas de la espiritualidad y la luz de la verdad, el agua necesita estar limpia. El objetivo del Islam es purificar los espíritus y establecer la paz en los individuos y en la sociedad. Allah Todopoderoso adornó a los seres humanos con infinidad de nobles cualidades.
El valor de la persona aumenta cuando se manifiestan estas cualidades en toda su pureza. Los corazones llenos de espiritualidad son reflejos de los actos rectos y piadosos, y de los estados espirituales. De esta manera el siervo alcanza el estado de ‘ejemplo perfecto’. No importa el grado de faltas o de politeísmo que pueda haber en una persona. No se puede quedar sin la guía espiritual. Tenemos muchos ejemplos de ello; citemos algunos de ellos: El Mensajero de Allah (s.a.s) envió a uno de sus Compañeros a Wahshi, el asesino de su tío Hamza (r.a), para hablarle del Islam. Wahshi respondió:
“¡Oh Muhammad! Has proclamado las siguientes palabras de Allah Todopoderoso: “Y los que no invocan junto a Allah a ningún otro dios ni matan a nadie que Allah haya hecho inviolable a menos que sea con derecho; ni fornican, pues quien lo haga, encontrará la consecuencia de su falta. El Día del Levantamiento le será doblado el castigo y en él será inmortal, envilecido.” (Al-Furqan, 25:68-69) Por lo tanto, ¿cómo puedes invitarme al Islam? He cometido todos estos actos abominables. ¿Puede existir para mí un camino de salvación?” Entonces Allah Todopoderoso reveló: ُّ
“Di: ¡Siervos míos que os habéis excedido en contra de vosotros mismo, no desesperéis de la misericordia de Allah, es verdad que Allah perdona todas las faltas, pues Él es el Perdonador, el Compasivo!” (Az-Zumar, 39:53)
Finalmente, Wahshi se arrepintió y, consolado por estas palabras, aceptó Islam, diciendo:
“¡Señor! ¡Qué grande es Tu perdón!”
Entonces los Compañeros le preguntaron al Profeta (s.a.s):
“¡Oh Mensajero de Allah! ¿Es esa misericordia y compasión para Wahshi o para todos los Musulmanes?”
Y el Profeta (s.a.s) les confirmó que para todos los Musulmanes. Wahshi, que había matado a Hamza (r.a), se convirtió en un Compañero, y con el entusiasmo de la guía espiritual hacia el perdón de Allah arriesgó su vida y mató en la batalla al falso profeta Musaylimah al-Kadhdhab terminando de esta manera una época de gran desorden social. Fue, de alguna manera, su redención por el asesinato de Hamza, el amado tío del Profeta (s.a.s). La propia vida del Profeta (s.a.s), así como el espíritu del Qur’an nos confirman una y otra vez que la misericordia del Creador está por encima de Su ira. Allah nunca dará la espalda a quien a Él se vuelva.
Este principio de compasión y misericordia es el único que puede salvar a nuestra comunidad de los peligros y trampas del moderno materialismo. Es más beneficioso ganarse los corazones que causar conflictos psicológicos, ya que estos pueden incluso llevar a un desequilibrio mental, y es prácticamente imposible ganarse estos corazones con ‘luchas y disputas’ ya que tales corazones se cierran ante la evidencia. Para que los corazones se acostumbren a la verdad, hace falte acercarse a ellos con tolerancia para que surjan sus cualidades ocultas.
Es el método más efectivo. Antes de criticar o recriminar a alguien que está sumergido en el pecado, obligándole a seguir los principios del Islam, debemos dar prioridad al intento de ganarnos su corazón. Para eso hace falta establecer con esa persona una relación de afecto y amistad que facilite este objetivo. Después de conseguirlo, los errores se pueden corregir fácilmente.
Este tratamiento espiritual permite que la persona enferma adquiera esperanza y deseos de reformar su actitud. Podemos recordar aquí, al respecto, las siguientes palabras del Profeta (s.a.s):
“Mi intercesión es para los miembros de mi ummah que hayan cometido grandes faltas.”
Yalal al-Din Rumi describe la actitud que tenía el Mensajero de Allah (s.a.s) con los malhechores con estas palabras:
“La medicina busca a los enfermos y heridos para curarles. Ahí donde hay dolor, ahí está el remedio. Ahí donde hay pendiente, corre el agua. Si deseas el agua de la misericordia, se humilde y beberás el vino de la misericordia.”
No obstante, para mejorar los efectos de una medicina o de un ungüento, hace falta desinfectar la herida. De la misma manera, los espíritus enfermos se tienen que limpiar de los gérmenes del error; es decir, se tienen que purificar con el agua de la penitencia. La medicina, o intercesión, llegará después de la limpieza. Dice otro hadiz del Profeta (s.a.s):
“El que se arrepiente sinceramente es como si nunca hubiera cometido ninguna falta.”
Tenemos aquí, por un lado, la buena nueva para los que han transgredido los límites de lo permitido; y por otro, la condición para que esta buena nueva se materialice. Tanto los Profetas como los amigos de Allah han seguido siempre este método sublime.
La misericordia es el primer fruto de la fe y, ser siervo de Allah, implica: ta’zim li amrillah, es decir cumplir meticulosamente las ordenes de Allah; y shafkat li jaligillah, mostrar misericordia y compasión hacia la creación de Allah por Él, su Creador. Fudail bin ‘Iyad, un amigo de Allah, es el mejor ejemplo de aquellos corazones fieles que siguen esta regla. Estaba llorando, y la gente le preguntó:
“¿Por qué lloras?”
Contestó: “Estoy llorando por un Musulmán que me ha oprimido, pienso en el terrible estado que le puede estar esperando en el Más Allá.”
Rumi (q.s) explica los factores que llevan al hombre hasta este nivel de perfección y misericordia:
“Cuando los Mares de la Misericordia empiezan a surgir, incluso las piedras beben el Agua de la Vida. El que haya estado muerto durante cien años, sale de la tumba. El maldecido diablo se convierte en el objeto de envidia para las huríes a causa de su belleza.”
Se ha transmitido que Ibrahim bin Adham limpió la boca sucia de una borracho. Habiéndosele preguntado por qué lo había hecho, contestó:
“Sería falta de respeto dejar sucia una boca que ha sido creada para pronunciar los nombres de Allah.”
Cuando el borracho recobró su sobriedad, le dijeron:
“Ibrahim Adham, el asceta de Khorasan, te limpió la boca.”
El hombre sintió vergüenza, y se arrepintió. Ibrahim Adham oyó en un sueño:
“Has lavado su boca por Allah Todopoderoso, y Allah ha lavado su corazón por ti.”
Allah Todopoderoso le dice al Profeta Muhammad (s.a.s), y a todos los Musulmanes a través de él:
ِ“Adopta la indulgencia como conducta, ordena lo reconocido…” (Al-Araf, 7:199)
Por supuesto que el Profeta (s.a.s) fue quien mejor cumplió con este mandato. Incluso los ángeles envidiaban la perfección de su conducta, de su misericordia y de su compasión. Un ejemplo de ello:
El día de la conquista de Mekka, el Mensajero de Allah (s.a.s) declaró la amnistía general. Mekka, que había conocido solamente opresión y enemistad, empezó a vivir la misericordia, la compasión y el amor. No obstante, uno de sus habitantes, Fudalah, se le acercó al Profeta (s.a.s) con la intención de asesinarle. El Mensajero de Allah (s.a.s), bajo la inspiración Divina y sin mostrar el más mínimo signo de pánico o enfado, le preguntó:
“¿Eres Fudalah?”
Éste contestó: “Sí.”
Entonces el Mensajero de Allah, la Misericordia para todo el universo (s.a.s), le dijo, poniéndole la mano sobre su pecho:
“¡Oh Fudalah! Arrepiéntete por tus intenciones.”
Fudalah se arrepintió inmediatamente y aceptó Islam, llegando más tarde a ser uno de los más queridos Compañeros. He aquí la más perfecta manifestación del principio ‘los que vienen a matarte deben revivir en ti’. En la historia del Islam hay muchos ejemplos de la veracidad de este principio. De hecho Umar (r.a) y muchos otros son los frutos de esta actitud. Dice Rumi:
“Allah, desde la Perfección de Su Misericordia y desde las olas de Su Bendición, otorga lluvia y humedad a la tierra yerma.”
“¡Oh Tú que invitas al Camino Recto! El remedio para el mal de ojo es un buen ojo que lo desactive. La misericordia (Divina) está por encima de la ira (Divina). Desde la Misericordia Divina el buen ojo supera al mal de ojo. Es la manifestación del hadiz qudsi ‘Mi Misericordia es más grande que Mi ira’. Has de saber que la Misericordia de Allah siempre supera a Su ira, de ahí que cada Profeta haya sido siempre superior a su adversario.”
“La violencia y la querella no son medios para evitar la enemistad. El medio para lograrlo es la bondad, el perdón y la amabilidad. La advertencia profética de que ‘la sadaqah es el mejor remedio para evitar la ira y el enojo’ debería haceros reflexionar. Ahora entenderéis mejor el método de curar enfermedades y odios.”
“No obstante, no olvidéis que mostrar misericordia hacia el opresor, es oprimir a los débiles. Mostrar misericordia hacia los ladrones y malvados, es golpear sin misericordia a los desprotegidos.”
La balanza debe estar bien equilibrada. Aunque Allah Todopoderoso es Ghafur al-Rahim –el Más Perdonador y el Más Misericordioso, también es Azizun Zuntiqam –el Poderoso, Vengador de la injusticia y opresión. Leemos en un hadiz del Profeta (s.a.s):
“Ayuda a tu hermano, sea opresor u oprimido.”
Un hombre dijo entonces:
“¡Oh Mensajero de Allah! Le puedo ayudar si es oprimido, pero si es un opresor, ¿cómo puedo hacerlo?”
El Profeta (s.a.s) contestó:
“Impidiéndole oprimir, es así cómo hay que ayudarle.”
Podemos decir que en la actualidad la gente de nuestro país en particular, y la gente del mundo en general son como pájaros heridos en cuanto a la fe y al Islam. Hace falta misericordia para curar sus heridas, lo cual solamente se puede conseguir siguiendo los métodos que acabamos de describir.
¡Señor! Inclúyenos entre Tus siervos rectos que entienden el significado de ‘Mi Misericordia supera a Mi ira’, tratando a los demás con misericordia y perdón.
Amin.