Ibn ‘Umar (r.a) relató que el Mensajero de Dios (s.a.s) dijo: «Se me ordenó combatir a la gente hasta que atestigüen que no hay más Dios sino Dios y que Muhammad es Mensajero de Dios, y que realicen la oración y den la limosna. Si hacen esto, habrán salvado de mí su vida y sus propiedades, excepto por el Derecho Islámico; y su rendición de cuentas será ante Dios».