Abû Mûsa relató (r.a) que el Profeta (s.a.s) dijo: «El creyente que recita el Corán y obra según él es como la toronja, su sabor es bueno y su aroma es agradable. El creyente que no recita el Corán y obra según él es como el dátil, su sabor es bueno pero no tiene aroma. El hipócrita que recita el Corán es como el arrayán, su aroma es agradable y su sabor es amargo. El hipócrita que no recita el Corán es como la handhala, su sabor es amargo y desagradable y su aroma es fétido».