DE LOS LIBROS

El Amor y El Odio

No te dejes engañar, oh ser humano,

por el orgullo y la diversión de este mundo.

No tengas miedo, incluso si en el sueño te cortan en pedazos,

pues este mundo es un sueño.

Rumi

Nada es más efectivo que el amor y el odio para elevar o degradar la vida humana. Amar aquello que es digno de ser amado y odiar a los que se merecen ser odiados, eleva la vida; mientras que hacerlo al revés, la degrada.

El Faraón estaba sorprendido y asombrado por el esfuerzo de Musa (a.s) en transmitir el mensaje de la Unicidad de Allah. Por eso buscó la ayuda de sus magos, para que uniesen sus fuerzas contra ese Profeta (a.s). Al principio los magos le preguntaron respetuosamente:

-¡Oh Musa! Vas a tirar tú primero, o tiramos nosotros?

“Dijo: Arrojad vosotros. Y al hacerlo hechizaron los ojos de la gente, los llenaron de miedo y produjeron una magia prodigiosa.” (‘Araf, 7:116)

Los magos arrojaron al suelo delante del Faraón y de su gente unas cuerdas y palos que empezaron a moverse como si fueran serpientes. Acto seguido, Musa (a.s) arrojó su bastón el cual se convirtió súbitamente en una gran serpiente que se tragó los instrumentos que los magos utilizaron para producir su magia. Los magos se dieron cuenta en seguida de que lo que Musa (a.s) había hecho no podía haber sido un acto de magia sino un acto Divino. De lo contrario, sus cuerdas y palos no habrían desaparecido, deshaciendo totalmente su magia. En este momento los magos anunciaron:

“Creemos en el Señor de los mundos. El señor de Musa y Harún.” (‘Araf, 7:121)

Al oírlos el Faraón se enfureció:

“¿Habéis creído en él sin que yo os haya dado permiso? Realmente se trata de una estratagema que habéis urdido en la ciudad para sacar de ella a sus habitantes, pero vais a saber. Os cortaré una mano y un pie del lado contrario y luego os crucificará a todos.” (‘Araf, 7:123-124)

Los magos, que en cuestión de minutos se habían elevado por encima de los asuntos de este mundo, le respondieron:

“Verdaderamente hemos de volver a nuestro Señor. Te vengas de nosotros sólo porque cuando llegaron los signos de nuestro Señor creímos en ellos. ¡Señor nuestro! Derrama sobre nosotros paciencia y llévanos a Ti, estándote sometidos.” (‘Araf, 7:125-126)

Rumi (K.s) elucida poéticamente las palabras de los magos de la siguiente manera:

“Los magos dijeron: El castigo del Faraón no nos puede hacer daño porque la gracia de Allah prevalece sobre la violencia humana.

Si pudieras llegar a conocer nuestro secreto, o mal gobernante, verías que nos estás librando de la aflicción, oh tú, cuyo corazón está ciego.

La generosidad de Allah nos ha otorgado un mando, pero no como el tuyo, que es tirano.

Levanta la cabeza y fíjate en el reino vivo y majestuoso, oh tú que has sido engañado por Egipto y el Nilo.

Si te deshaces de esta vestimenta haraposa, serás transportado desde el Nilo físico al Nilo del espíritu.

Dices al vulgo: Soy vuestro señor, sin darte cuenta de la naturaleza esencial de ambos nombres.

Gracias a nuestra salvación de esta morada efímera te podemos amonestar ahora desde nuestras cruces.

Las cruces en las que nos estamos muriendo son los Buraq[1] que nos llevan al Más Allá, mientras que tu morada es el producto del engaño y de la negligencia.”

Rumi (K.s) analiza pues la dimensión espiritual del diálogo entre el Faraón y sus magos que llegaron a dar testimonio de la Verdad:

“De nada le sirvió al Faraón maldito amenazar a los magos con el castigo en esta tierra, diciendo ‘Os cortaré la mano y el pie del lado contrario, luego os colgaré, y no aliviaré el castigo.

Pensaba que ellos todavía estaban en el estado de todos los demás –la imaginación, el terror, la distracción, y la duda, y que por lo tanto estarían temblando, aterrorizados por las vanas imaginaciones y amenazas del cuerpo físico.

No se dio cuenta de que estaban salvos, radiantes a las puertas de la luz del corazón.  No comprendió que habían reconocido la diferencia entre la sombra de la forma y su verdadero ser, permaneciendo deliciosamente vivos, alertos, felices y exaltados.”

Esto significa que llegaron a comprender que el cuerpo humano no es más que una sombra. La sacrificaron y alcanzaron el estado de fanfillah. Rumi (K.s) continúa:

“¡Oh ser humano! Este mundo está hecho de sueño y de sueños. Qué no te engañe su falsa gloria y diversión. No tengas miedo, incluso si en este sueño te cortan la mano o te hacen pedazos. El Profeta (s.a.s) dijo de este mundo, aparentemente substancial, que no es más que el sueño del que está dormido.”

El gran poeta Yunus Emre nos ha narrado su extraordinario viaje en la búsqueda del refugio en Allah:

“Para los que tienen el conocimiento espiritual,
el mundo es un sueño, un producto de la imaginación.
Los que se sacrifican por Ti
trascienden el sueño y la imaginación.”

Este relato nos dice que a cambio de la amabilidad y respeto que mostraron a Musa (a.s), los magos recibieron el regalo de la fe; a través de la cual, abandonaron enteramente lo mundano; se dieron cuenta de que habían sido figuras de un sueño, y eligieron la felicidad eterna. La vida del Faraón, en cambio, seguía su curso, que finalmente, después de haberse enfrentado a los torbellinos del Mar Rojo, le llevó al Fuego del Infierno, y la memoria que dejó para la posteridad se convirtió en sinónimo de opresión.

Rumi (K.s) dijo: “Los inteligentes primero lloran, pero al final ríen. Los insensatos, en cambio, primero ríen, y al final lloran y se dan de cabeza contra las piedras. Uno debe esforzarse para ver el final del asunto desde el principio, para que después no tenga que lamentar el resultado.”

La base de la vida mundana consiste en figuras de imaginación, de sentimientos y pensamientos que llevan a la acción. Los seres humanos, por su propia naturaleza, son dados a oscilaciones entre el amor y el odio. En cambio los Profetas y los siervos justos son los soles que sitúan a la existencia en su órbita adecuada. Llenan de vida los corazones humanos que estaban muertos igual que las fuentes llenan la tierra de vida. Vuelven sus corazones hacia Allah después de haberlos llenado del conocimiento Divino. Su luz orienta a la humanidad hacia el propósito que le ha sido prescrito, haciendo posible, de esta manera, que encuentre la satisfacción total.

Este mundo de diversidad y pluralidad llegó a existir en la pre-eternidad a causa del amor. De entre todo lo creado, los seres humanos y los yinn han sido formados de tal manera que su necesidad de amor solamente puede hallar satisfacción en el amor de Allah. Los seres humanos se encuentran, de hecho, en exilio si tenemos en cuenta su proveniencia. Su dolor y añoranza solamente alcanzan la cura en el profundo y duradero amor de Allah.

Rumi (K.s) dijo: “Los Profetas y los siervos veraces de Allah, son como soles velados por la máscara de la humanidad. Uno debe busca refugio en ellos para escapar de la esclavitud de la carne y de las cosas pasajeras de este mundo.”

Un discípulo vino a hablar con Bayazid Bestami y le pidió consejo:

– Recomiéndame un acto que me acerque al Señor.

Bayazid le aconsejó de la siguiente manera:

– Ama a los siervos sinceros de Allah, e intenta ganarte su amor, porque Allah mira sus corazones trescientas sesenta y seis veces al día. Entonces, te verá a ti en sus corazones.

Suleyman (a.s) le envió una carta a la reina de Saba exhortándola a que aceptase la fe. Cuando la leyó, la reina, que adoraba a los ídolos, dijo:

-¡Consejeros! Me ha llegado de Suleyman una carta excepcional. Empieza con el nombre de Allah, que es, según dice, el Más Compasivo y el Más Misericordioso.

Mostró gran respeto al contenido de la carta. Algunos sabios dicen que por esa razón le fue concedida la bendición de la verdadera fe.

Un día, Bishr Jafi se dirigía, borracho, a su casa, cuando vio en el suelo un trozo de papel con kelime tawhid. A pesar de su estado, su corazón no podía aceptar que estas palabras tan elevadas estuvieran en el suelo. Recogió el papel con gran respeto, lo limpió, lo perfumó y lo colgó en el mejor sitio de la casa. Por esa razón, Allah le concedió más adelante la guía y le permitió alcanzar un elevado rango espiritual.

Había un Compañero que se llamaba Hakim ibn Hizam. Era pariente de Jadiya, la esposa del Profeta Muhammad (s.a.s), muy conocido por su misericordia y generosidad. Antes de la llegada del Islam solía comprar las hijas recién nacidas de aquellas familias que estaban dispuestas a enterrarlas vivas y asumía la responsabilidad de cuidarlas. Hakim le preguntó al Profeta (s.a.s) acerca de las buenas acciones que había realizado antes de abrazar el Islam. El Profeta (s.a.s) le contestó:

– Esas buenas acciones son la razón por la que has sido bendecido con el Islam.

No debemos olvidar que el secreto de nuestra existencia está en el corazón espiritualmente puro. La prosperidad del estado otomano de seis siglos de duración, más que cualquier otro estado en la historia, se debió, de hecho, a la gran importancia que se daba a la espiritualidad. Según un relato muy conocido, Osman Gazi, el fundador del estado otomano, pasó la noche en vela en la habitación de la casa donde se encontraba como invitado porque había allí una copia del Qur’an. Yavuz Sultán Selim Jan trajó algunas reliquias del Hiyaz a Estambul con el mayor respeto y nombró a cuarenta recitadores del Qur’an para que lo recitasen día y noche en la sala donde estaban guardadas. Esta costumbre, que muestra las razones fundamentales de la longevidad del estado otomano, continuó durante varios siglos.

Allah Todopoderoso siempre ha concedido prosperidad a los que han demostrado respeto por Él, por Sus Mensajeros y Sus siervos rectamente guiados, y les ha cubierto con Su misericordia. Por ejemplo, no castigó a los politeístas de Mekka mientras vivió con ellos el Profeta Muhammad (s.a.s). Lo afirma la siguiente ayah del Qur’an:

“Pero Allah no los castigaría mientras que tu estuvieras entre ellos…” (Anfal, 8:33)

No obstante, cuando el Profeta Muhammad (s.a.s) emigró a Medina, los habitantes de Mekka sufrieron una fuerte hambruna. Estaban tan débiles que ni siquiera podían levantar las cabezas para mirar al cielo. Les parecía que estaban ciegos, y que el cielo se había convertido en una nube blanca. Ya que no veían quién ni cómo podría ayudarles, fueron a Medina para pedirle al Profeta Muhammad (s.a.s) socorro.

Estos acontecimientos, que conllevan un significado intrínseco, sirven de guía para los que tienen la capacidad de percibir y reflexionar; pero los que carecen de ella, solamente experimentan un aumento de la miseria en este mundo y en el Otro. El siguiente relato contiene una lección altamente significativa:

Yabala, el governador de los Ghassanitas en Siria, vino a Medina y aceptó el Islam en la época del Califa Umar. Quiso realizar la peregrinación y con este propósito se puso la ropa que se lleva en esta ocasión y que se llama ihram. Durante la circunvalación, tawwaf, de la Ka’aba un beduino pisó su ihram. Yabala se enfadó tanto que le abofeteó. El beduino se quejó de este comportamiento ante el Califa Umar, quien le dijo a Yabala:

– O bien le compensas con dinero por el perjuicio que le has causado, o bien él te abofetea de la misma manera que tu le has abofeteado.

Yabala dijo:

– Soy el gobernador. Él es un simple beduino.

Umar, que Allah esté satisfecho con él, contestó:

– En Islam no existe nada de eso. Ante la justicia de Allah sois iguales.

Entonces Yabala dijo:

– Deja que piense sobre este asunto esta noche.

A causa de su orgullo, Yabala no pudo aceptar las condiciones para que el beduino retirase su queja y durante la noche partió de Medina con su gente. Buscó refugio en Bizancio, abandonando la fe que acababa de abrazar. No mucho tiempo después, murió. Había sido engañado por sus deseos vanos y ganó, con razón, el castigo del Fuego.

Otro ejemplo y otra lección parecida contiene el relato siguiente:

El rey de Irán, Kisra, rompió la carta que había recibido del Profeta Muhammad (s.a.s), insultándole. Como consecuencia de tal comportamiento Allah hizo que su reino se derrumbara y la historia convirtió la caída de su imperio en un signo para aquéllos que buscan la iluminación.

Rumi (K.s) escribió las siguientes líneas para aquéllos que no han recibido las enseñanzas de los Profetas y de los grandes sabios, y por lo tanto carecen de la debida parte del conocimiento de los secretos Divinos:

“Pensáis poner un corazón deteriorado sobra la mesa en la que lavan los cuerpos de los muertos, y os proponéis dirigiros con él hacia la presencia de vuestro Señor.

Allah os puede decir: ‘¡Oh hombre insolente! ¿Cómo te atreves a llegar ante Mí con un corazón seco? ¿Es esto un cementerio?

Vuélvete y tráeme un corazón vivo con los secretos Divinos, imbuido de la belleza de los mundos espirituales.’”

Con el propósito de abundar aún más en este punto, Yunus Emre escribió el siguiente poema:

“No he venido a este mundo para luchar.
Mi único propósito es el amor.
La casa del Amado está en los corazones.
He venido a repararlos.”

Rumi (K.s) ha dicho en muchas ocasiones que la purificación del nafs es esencial para el cultivo de un corazón refinado. Citemos un ejemplo:

“Si un pajarito cuyas alas todavía no se han desarrollado, intentase volar, se caería y sería presa de un gato. Pero si sus alas llegasen a conformarse plenamente, remontaría el vuelo sin ninguna dificultad.”

En otro poema explica que la altura física es una cuestión de medida y no se puede comparar con la madurez espiritual:

“El cielo tiene mucha altura. Pero la altura espiritual es cosa de los corazones puros.

La altura física es de los cuerpos. Pero estos cuerpos no son más que nombres con respecto a la realidad de sus posibilidades espirituales.”

¡Oh Señor! No dejes que nuestros corazones sean distraídos de la luz del Qur’an, del amor de nuestro amado Profeta Muhammad (s.a.s) y del amor de nuestros amigos.

Amin.

[1]       Es el nombre de la montura en la que el Profeta Muhammad (s.a.s) hizo el Viaje Nocturno.